Los datos aportados en la última semana por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha confirman la importancia de la población castellano-manchega de lince ibérico. Los 14 ejemplares individualizados en imágenes y los 45 rastros confirmados genéticamente determinan que no sólo nunca ha dejado de haber linces en Castilla-La Mancha sino que hay una población activa y que se mantiene en la mayor parte de sus enclaves tradicionales de Sierra Morena, Montes de Toledo y suroeste de Albacete. Según esos datos sólo faltaría en los valles del Tiétar y del Alberche, pero esta zona no se ha prospectado debidamente y, aun así, hay datos para sospechar que sigue habiendo linces en estos espacios. De hecho recientemente se ha confirmado que hay linces en zonas limítrofes de la Comunidad de Madrid y seguramente de Castilla y León.
Aun así el panorama de la especie en Castilla-La Mancha es peor que el que había cuando se aprobó el Plan de Recuperación hace ya 4 años. El Lince Ibérico está en peligro de extinción, aunque no extinto como algunos quisieron hacer creer, y requiere que este Plan se aplique de una vez y en todos sus términos.
En estos 4 años, con poco apoyo y menos medios, la Consejería de Medio Ambiente, algunos propietarios privados y las organizaciones ecologistas han dado lugar a que se haya mejorado en el conocimiento de la especie, a la vez que se han abierto las puertas a la colaboración de los distintos sectores para procurar la recuperación de la especie. Entre otras cosas ello ha permitido al menos que se haya desterrado definitivamente la perniciosa imagen del “lince andaluz” y se haya recuperado la realidad y la vigencia del Lince Ibérico.
Pero entretanto se dilucida la confusión provocada por los datos y los análisis del Censo Diagnóstico del Lince Ibérico en España y que daban a entender que el lince había desaparecido de la mayor parte de su área de distribución en Castilla-La Mancha, ha costado cada día más justificar las inversiones y las medidas activas de protección que necesita la especie para defenderse de sus principales amenazas. En este tiempo se han extendido e intensificado los problemas que afectan a su supervivencia y los que destruyen y fragmentan los hábitats. En Castilla-La Mancha se ha notado un incremento incontrolado del uso de métodos no selectivos de caza, como los lazos, las cajas-trampa y el veneno, no se ha puesto freno a la proliferación de vallados cinegéticos y cotos intensivos y, por último, se proyectan nuevas grandes infraestructuras de alta velocidad y carreteras de alta capacidad en zonas linceras.
A este respecto se pueden citar varios ejemplos de infraestructuras incluidas en los planes de desarrollo regional que amenazan áreas importantes para el lince ibérico en Castilla-La Mancha, tales como las líneas de alta velocidad Madrid-Extremadura y Madrid-Jaén, la autopista Toledo-Ciudad Real-Córdoba y las autovías Ciudad Real-Extremadura y Albacete-Jaén.
Por todo ello, Ecologistas en Acción, en consonancia con lo que marca el Plan de Recuperación considera que la prioridad para el lince ibérico es la protección de la especie y de los hábitats que la sustentan sobre el terreno. Siendo secundario y según en que circunstancias incluso innecesario potenciar la cría en cautividad, máxime cuando entre las Comunidades Autónomas y Portugal hay ya anunciados nada menos que 5 centros de estas características.
De nada sirve criar linces si no se es capaz de conservar los que ya existen en libertad y, en ese sentido, lo que se requiere es que la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha dote los medios necesarios para que se amplíen e intensifiquen los censos de la especie, para que se gestionen adecuadamente las zonas linceras, para que se apoye a los particulares dispuestos a colaborar y para paliar los problemas que amenazan a la especie, incluida la revisión de proyectos que sean dañinos para la misma.
El lince no necesita más jaulas, sino más campo. Y en suma hacen falta menos anuncios de cara a la galería y más dar cumplimiento a la normativa medioambiental y al Plan de Recuperación de la especie.
Aun así el panorama de la especie en Castilla-La Mancha es peor que el que había cuando se aprobó el Plan de Recuperación hace ya 4 años. El Lince Ibérico está en peligro de extinción, aunque no extinto como algunos quisieron hacer creer, y requiere que este Plan se aplique de una vez y en todos sus términos.
En estos 4 años, con poco apoyo y menos medios, la Consejería de Medio Ambiente, algunos propietarios privados y las organizaciones ecologistas han dado lugar a que se haya mejorado en el conocimiento de la especie, a la vez que se han abierto las puertas a la colaboración de los distintos sectores para procurar la recuperación de la especie. Entre otras cosas ello ha permitido al menos que se haya desterrado definitivamente la perniciosa imagen del “lince andaluz” y se haya recuperado la realidad y la vigencia del Lince Ibérico.
Pero entretanto se dilucida la confusión provocada por los datos y los análisis del Censo Diagnóstico del Lince Ibérico en España y que daban a entender que el lince había desaparecido de la mayor parte de su área de distribución en Castilla-La Mancha, ha costado cada día más justificar las inversiones y las medidas activas de protección que necesita la especie para defenderse de sus principales amenazas. En este tiempo se han extendido e intensificado los problemas que afectan a su supervivencia y los que destruyen y fragmentan los hábitats. En Castilla-La Mancha se ha notado un incremento incontrolado del uso de métodos no selectivos de caza, como los lazos, las cajas-trampa y el veneno, no se ha puesto freno a la proliferación de vallados cinegéticos y cotos intensivos y, por último, se proyectan nuevas grandes infraestructuras de alta velocidad y carreteras de alta capacidad en zonas linceras.
A este respecto se pueden citar varios ejemplos de infraestructuras incluidas en los planes de desarrollo regional que amenazan áreas importantes para el lince ibérico en Castilla-La Mancha, tales como las líneas de alta velocidad Madrid-Extremadura y Madrid-Jaén, la autopista Toledo-Ciudad Real-Córdoba y las autovías Ciudad Real-Extremadura y Albacete-Jaén.
Por todo ello, Ecologistas en Acción, en consonancia con lo que marca el Plan de Recuperación considera que la prioridad para el lince ibérico es la protección de la especie y de los hábitats que la sustentan sobre el terreno. Siendo secundario y según en que circunstancias incluso innecesario potenciar la cría en cautividad, máxime cuando entre las Comunidades Autónomas y Portugal hay ya anunciados nada menos que 5 centros de estas características.
De nada sirve criar linces si no se es capaz de conservar los que ya existen en libertad y, en ese sentido, lo que se requiere es que la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha dote los medios necesarios para que se amplíen e intensifiquen los censos de la especie, para que se gestionen adecuadamente las zonas linceras, para que se apoye a los particulares dispuestos a colaborar y para paliar los problemas que amenazan a la especie, incluida la revisión de proyectos que sean dañinos para la misma.
El lince no necesita más jaulas, sino más campo. Y en suma hacen falta menos anuncios de cara a la galería y más dar cumplimiento a la normativa medioambiental y al Plan de Recuperación de la especie.
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