
Una nutrida representación de Toledo Aire Limpio (que incluía varios miembros de Ecologistas en Acción de La Sagra) ha asistido al I encuentro de Plataformas contra la incineración de residuos en las cementeras. Ha sido un Encuentro muy satisfactorio que daremos continuidad el próximo año en la ciuedad de Toledo.
El primer encuentro estatal de la Coordinadora Estatal contra la Incineración de Residuos en Cementeras ha tenido lugar este fin de semana en Ponferrada (León), organizado por el Área de Residuos de Ecologistas en Acción y las plataformas de Montcada i Reixac, Bierzo Aire Limpio, Toledo Aire Limpio y Aire Net de San Feliú de Guíxols.
Este encuentro representa un paso más en la coordinación de unos colectivos dispersos pero con un objetivo común, destinado a aunar fuerzas y crear un interlocutor válido a nivel institucional y social capaz de conseguir que empresas e instituciones desarrollen una política de residuos más sensata y acorde a las leyes. Anteriormente la Coordinadora Estatal ya se había reunido con el Ministerio de madio Ambiente Rural y marino, al que explicó sus reivindicaciones, y con Izquierda Unida, que poco después presentó una Proposición No de Ley para que el Estado asumiese su compromiso de controlar la cantidad y calidad de los residuos que se queman en las incineradoras.
La Coordinadora Estatal contra la Incineración en Cementeras considera que muchos de los residuos que están utilizando las cementeras, como neumáticos, disolventes, lodos de depuradora, harinas cárnicas, residuos industriales, etc., con el beneplácito de la administración estatal y autonómica, provocan graves impactos ambientales y a nuestra salud y queman valiosos materiales que se podrían reutilizar o reciclar.
Ecologistas en Acción recuerda que la Ley de Residuos impone el siguiente orden de prioridades: prevención o reducción, reutilización, reciclaje, valorización energética y finalmente eliminación. Es decir que los residuos quemados en las incineradoras o las cementeras no pueden contener nada reutilizable o reciclable. Sin embargo, en la práctica, las autorizaciones otorgadas a las cementeras obvian esta ley y las convierten en gestoras privadas de residuos. De este modo, las empresas no sólo se ahorran el gasto del combustible tradicional sino que cobran por destruir residuos, un negocio redondo que hace económicamente inviable cualquier iniciativa de reutilización o reciclaje.
La incineración de residuos en los hornos cementeros está regulada por la Directiva 2000/76/CE, el Real Decreto 653/2003, el Decreto del Parlamento 323/1994 y el Convenio de Estocolmo. Sin embargo, los requisitos ambientales para este sector son más permisivos que para las incineradoras de residuos, lo que explica la especial capacidad contaminante de las cementeras.
La incineración de residuos provoca la inevitable emisión a la atmósfera de sustancias de alta toxicidad para la salud, algunas sin ningún límite legal de emisión establecido, entre ellas algunos Compuestos Orgánicos Persistentes (COP), reconocidos como extremadamente tóxicos incluso en concentraciones ínfimas. Por si esto fuera poco, los hornos cementeros no tienen que someterse a un seguimiento analítico ni tienen la obligación de informar sobre la cantidad total de sustancias tóxicas emitidas a la atmósfera, que podrían ser incluso más elevadas que las emitidas por una incineradora de antigua generación.
Este encuentro representa un paso más en la coordinación de unos colectivos dispersos pero con un objetivo común, destinado a aunar fuerzas y crear un interlocutor válido a nivel institucional y social capaz de conseguir que empresas e instituciones desarrollen una política de residuos más sensata y acorde a las leyes. Anteriormente la Coordinadora Estatal ya se había reunido con el Ministerio de madio Ambiente Rural y marino, al que explicó sus reivindicaciones, y con Izquierda Unida, que poco después presentó una Proposición No de Ley para que el Estado asumiese su compromiso de controlar la cantidad y calidad de los residuos que se queman en las incineradoras.
La Coordinadora Estatal contra la Incineración en Cementeras considera que muchos de los residuos que están utilizando las cementeras, como neumáticos, disolventes, lodos de depuradora, harinas cárnicas, residuos industriales, etc., con el beneplácito de la administración estatal y autonómica, provocan graves impactos ambientales y a nuestra salud y queman valiosos materiales que se podrían reutilizar o reciclar.
Ecologistas en Acción recuerda que la Ley de Residuos impone el siguiente orden de prioridades: prevención o reducción, reutilización, reciclaje, valorización energética y finalmente eliminación. Es decir que los residuos quemados en las incineradoras o las cementeras no pueden contener nada reutilizable o reciclable. Sin embargo, en la práctica, las autorizaciones otorgadas a las cementeras obvian esta ley y las convierten en gestoras privadas de residuos. De este modo, las empresas no sólo se ahorran el gasto del combustible tradicional sino que cobran por destruir residuos, un negocio redondo que hace económicamente inviable cualquier iniciativa de reutilización o reciclaje.
La incineración de residuos en los hornos cementeros está regulada por la Directiva 2000/76/CE, el Real Decreto 653/2003, el Decreto del Parlamento 323/1994 y el Convenio de Estocolmo. Sin embargo, los requisitos ambientales para este sector son más permisivos que para las incineradoras de residuos, lo que explica la especial capacidad contaminante de las cementeras.
La incineración de residuos provoca la inevitable emisión a la atmósfera de sustancias de alta toxicidad para la salud, algunas sin ningún límite legal de emisión establecido, entre ellas algunos Compuestos Orgánicos Persistentes (COP), reconocidos como extremadamente tóxicos incluso en concentraciones ínfimas. Por si esto fuera poco, los hornos cementeros no tienen que someterse a un seguimiento analítico ni tienen la obligación de informar sobre la cantidad total de sustancias tóxicas emitidas a la atmósfera, que podrían ser incluso más elevadas que las emitidas por una incineradora de antigua generación.
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